Son las 00.15 horas, estoy intentando dormir desde hace ya casi una hora, una sensación muy frustrante pensando que a las 05.00 horas me debo levantar para afrontar la XXI edición de la marcha Hoyos de Iregua. Con sus maravillosos parajes, excelente organización, acogida a los participantes y cosa muy difícil de lograr: una oportunidad de conocer cada vez mejor el Parque de la Sierra de Cebollera, debido a que no se repite el mismo recorrido. Como cada año el primer domingo de octubre (este año 04-10-15) es una fecha señalada para los que nos apasiona esta preciosa zona de La Rioja, que en esta ocasión ha discurrido una gran parte por los montes de Soria.
05.00. Suena el despertador, mentiría si no reconozco que me dan ganas de darle un manotazo y desmontarlo, pero aguanto mi momentánea vena asesina y me levanto con mucho mejor humor del esperado. Ducha para despejarme, desayuno para afrontar el día, llenado de agua del camelbak de mi mochila, y con el resto de equipaje (bastones, gorra, calcetines de repuesto, pañuelos, etc.) me dirijo al ascensor a coger mi coche para desplazarnos a la localidad riojana de Villoslada de Cameros, salida y llegada de nuestra aventura.
06.00. Este año hemos cambiado a “Guti” (tiene otra prueba) por David Rubio Soria, que junto con los “repetidores” del año pasado: Adrián Fernández Galilea y Jonás Royo Barrio formaremos el grupo que hemos decidido afrontar esta prueba. No deja de ser curioso que me vaya a estas horas a hacer una “marcha” y otros vengan de otra muy diferente. Unos nos vamos al monte y otros a la cama. Apenas salimos de Logroño, cuando como era de esperar nos encontramos nuevamente con un control de alcoholemia. Evidentemente, de nada sirve comentarle al agente que la “marcha” que vamos a hacer es muy distinta. Así que cumplo con el trámite y reanudamos el viaje.
07.05. Llegamos a nuestro destino sin novedad, excepto por un par de tramos controlados por semáforos y unos muñecos con chaleco amarillo que nos alertan de las obras que se están acometiendo en la zona. Aunque están acostumbrados a llegar con mucha antelación cuando viajan conmigo, no pueden evitar vacilarme al respecto, me gusta llegar a los sitios sobrado de tiempo para evitar las prisas o imprevistos de última hora. Después de aparcar nos dirigimos al Casino de la Paz, lugar donde nos tomamos un café antes de iniciar nuestra jornada senderista. Es un momento emotivo, debido a la oportunidad de ver a viejos conocidos como Jonás Sainz, Gregorio Ascacíbar, su nieto Alex Ascacíbar, Ricardo y viejos rockeros con muchos kilómetros a sus espaldas.
08:00. Comienzo de la prueba, cruzamos el puente del río Iregua, y podemos admirar la belleza de este pueblecito riojano con sus calles empinadas y sembradas con un precioso empedrado (pudiera ser una calzada romana de entre los Siglos II y III D.C) que me hacen evocar la laboriosidad de las gentes del lugar para construirlo. El día se presenta con previsión de lluvia, más en nuestros primeros pasos nada nos hace sospechar lo que nos deparará el día. Aprovecho para charlar en estos primeros metros con conocidos de otras marchas o carreras, y con mis amigos, poniendo inconscientemente un énfasis especial en David al que hasta este día no he tenido el placer de conocer. Mi impresión no ha podido ser más positiva, he disfrutado de su exquisita educación y he disfrutado enormemente su compañía, estoy deseando repetir la experiencia.
09:30. Primer avituallamiento y punto de control, momento idóneo para un café, frutos secos, beber agua y poner rumbo a Montenegro De Cameros (único pueblo que pertenece a Soria de los Cameros, aunque conserve el 941, prefijo telefónico riojano). Comienzan a caer las primeras gotas de lluvia, se encapota el cielo y empieza a soplar el viento acabando con nuestras esperanzas de un día soleado. Con estas perspectivas buscamos la que acaba siendo la parte del trazado en la que subimos de forma progresiva mayor desnivel (unos 600 metros en 10 km). Casi sin querer, nos dividimos en 2 grupos, Jonás comienza a sufrir dolores en su abductor derecho, quedándose Adri con él, acomodándose a su ritmo y de paso coger alguna seta por el camino. Por si alguien tiene la tentación de pensarlo (seguro que si) tiene todos los carnets o permisos necesarios para ello. Mientras tanto David y yo charlamos de lo divino y de lo humano. No puedo dejar pasar la ocasión de decir y agradecer a estas dos máquinas el detalle de ir a nuestro ritmo por el mero placer de realizar una actividad en común.
11:15. Segundo avituallamiento (km. 16) estamos en la falda del puerto de Santa Inés a 1.753 m. La temperatura no supera los 4 grados, unido al fortísimo aire reinante, nos hace tener una sensación térmica de bajo cero. Tengo las manos con “ganchera”, expresión riojana que significa dificultad o imposibilidad de mover los dedos por el agarrotamiento sufrido por el frío. Condiciones que han hecho de esta mi novena participación, la más dura climatológicamente hablando. Según los datos de la organización el número total de participantes ha sido de 603 personas y no ha llegado a la veintena los que no pudieron finalizarla. Quiero decir con esto, que la gente viene preparada para cualquier eventualidad, y es admirable. Al observar el recorrido, el plan inicial era comer el bocadillo de lomo con pimientos que cada año recibimos todos al inscribirnos, en el lugar más alto llamado “Cerro Buey” a 2.025 metros para aprovechar las maravillosas vistas que, seguramente se podrán observar desde ese punto. Pero después de unos 15 minutos esperando, nos damos cuenta que con la niebla y el viento no es una buena idea, así que a sugerencia de David decidimos parapetarnos contra unas piedras en mitad de un cortafuegos, momento en el que nos parece ver llegar al avituallamiento a nuestros amigos, y tras captar su atención, nos disponemos a devorar el bocata. Como si de unos jornaleros agrícolas estuviese hablando, disfrutamos del mejor momento de la mañana.
12:00. Nos ponemos en movimiento y tras una dura rampa me acuerdo de lo bien que me hubieran venido unos guantes. Ha sido una pena que, sobre todo por la niebla no hayamos podido regalarnos los ojos con lo que es un paraje excepcional, de una belleza que no puede describirse, esto hay que vivirlo. Para inmortalizar el momento nos hacemos alguna foto mientras bordeamos por esta maravilla de paraje. En estos 7 km. Es cuando se agradecen más todavía el trabajo los voluntarios, la organización y la asociación rioja de montaña Sherpa, encargados de señalizar y limpiar los tramos, tarea sin la cual no sería posible este evento, gracias por vuestra labor.
12:55. Punto kilométrico 23, para mí el momento más duro del día, tenemos que descender casi 500 metros por un término llamado muy acertadamente “Pista de la Matanza”. En un principio intentamos bajarlo al trote, pero Jonás tiene muchos problemas con su pierna, y decidimos bajarlo con más calma, menos Adrián que es un apasionado de los descensos, y se tira como se suele decir a “tumba abierta”. Es impresionante observar como desaparece de nuestra vista en pocos minutos, esperándonos abajo del todo. Tanto él como David van frescos como lechugas, en mi caso estas rampas llenas de piedras me han dejado las piernas hechas papilla, será cuestión de llegar en mejores condiciones la próxima ocasión.
13:10. Llegamos al último punto de control y avituallamiento, tan sólo nos quedan 6’5 Km. Es ideal para relajarnos y mientras nos dirigimos a la meta, es el momento perfecto para dialogar sobre el día, deporte, trabajo, familia, incluso sobre este blog, de si me animaré a escribir sobre este día. He tardado casi 4 meses, he dudado si hacerlo o no, espero haber tomado una decisión correcta.
14:50. Finalizamos la prueba, fichamos por última vez, llevándonos cada uno nuestro correspondiente diploma y camiseta de regalo. Una vez llegamos al coche nos cambiamos de ropa, estiramos nuestros músculos y poco después nos volvemos a casa.
Fecha de la publicación: 22-01-2016.
Autor: Pedro Rolando García.
Título: XXI marcha Hoyos de Iregua.